domingo, 29 de diciembre de 2013

Delirios de mi imaginación

Es un estado de confusión mental, lo reconozco, quizás haya perdido totalmente la cabeza o no sea capaz de controlar las emociones que me haces sentir, probablemente describírtelas sería alcanzar tu máximo apogeo pero aún así, te daré ese gusto:
Lo conseguiste, me has destruido y conmigo te has llevado cada rastro, cada esencia de lo que un día llamaba "yo" , ahora esta es la única forma que tengo de calmar el dolor que me produce enfrentarme con la realidad de que has existido, de que no has sido producto de mi imaginación, y mira que mi imaginación puede crear mundos remotamente fantásticos o increíblemente idealizados, pero tú tuviste que existir o al menos, una base real del personaje que yo misma cree, de lo que un día fuiste para mí. Pero aún así, ahora me da vértigo saber de ti, pensarte no como una fantasía sino como una realidad, necesito calmar mi presión arterial, calmar el dolor de la daga en el pecho y la adrenalina del estómago justo antes de abrir la puerta, porque en tales cantidades resulta mortífera y así me he ido consumiendo.
 Me acostumbré a la forma que tuviste de desaparecer y a verte solo cuando cerraba los ojos, a que estés ausente y nadie hable de ti sino en pasado, como si ya hubieras dejado de existir y todo hubiera formado parte del sueño de la noche anterior, así ya no podías hacerme daño si no eran tus recuerdos o la nostalgia aquellos que me lo produjeran, pero lo que no sabes es que no puedes formar parte de un sueño porque en mis sueños ya estás tú. 
Te has convertido en mi miedo irracional, en mi punto débil o la adicción de la que creo estar curada hasta ver una copa y justamente me encuentro en un bar, mi amor, y esta siendo muy complicado mantener la compostura y no buscarte, no hundirme en tus recuerdos buscando el sabor de tus besos.
Húndete conmigo amor, hundámonos tanto que nadie jamás pueda encontrarnos, sucumbamos al deseo de poseernos una vez más en nuestros brazos, de cerrar los ojos y sentirnos tú y yo, déjate llevar conmigo mi amor y huyamos tan lejos como sea posible a uno de esos mundos tan fantásticos de los que solo yo y mi imaginación somos dueños, ven una vez más, yo no pondré excusas ni haré preguntas, solo quiero....
 Lo siento ahí esta otra vez mi maldita imaginación haciendo de ti la necesidad de mi día a día, el oxígeno que invade mis pulmones pero que no puedo sentir, ni coger, ni oler, la razón por la que la poesía es, sin tener que dar explicaciones por ser.
 Eres mi único pensamiento al día y la esperanza por la que hoy sigo escribiendo como si algo a algunos kilómetros de distancia fuera a encajar y un mecanismo reaccionara, al igual que una cajita de música en la que sonara, por siempre, nuestra melodía para poder bailar al mismo son y no a ritmos diferentes, porque ya sabemos como terminan las melodías arrítmicas...
 Pero aún así, en el fondo sé que no estás, ni estarás y quizás, ya no quiera que estés. Sé que mañana despertaré una vez mas entre tantas y ya no miraré al otro lado de la cama o esperare que estés ahí y todo haya sido un mal sueño. Simplemente me he acostumbrado a extrañarte en silencio no por necesidad, sino porque es dolorosamente bello y puede que ya no te espere a ti, pero lo cierto es que, aún en mis sueños sigo queriendo que seas tú, a quien yo espero.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Feliz Navidad...

Por todas esas personas que como bien dice la canción, "vuelven a casa por Navidad", pero sobretodo por aquellas que las esperan y no pueden hacer nada frente a su inminente despedida después de estas fechas. Feliz Navidad!


Podría contarte las mil razones que tuve para huir sin dejar de mirar atrás, mirarnos a nosotros como lo que un día llegamos a ser,  pero una explicación para ese por qué está de más en esta historia y no, no gastaré tiempo en excusas que nada cambian, que de nada valen.
Hoy podría mirarte frente a frente, perderme entre tus numerosas pestañas y dejar de respirar, en ese momento, mi corazón lejos de pararse, golpearía tan fuerte mi pecho que casi podría dejar marca y las palabras se ocultarían en la garganta sin querer ver la luz, porque es demasiado suicida tentar tu mirada, al igual que detenerse ante tus labios como si pudiera llegar a no desearlos. Siempre ganas esa batalla por muy armada que vaya... En ese momento, justo entonces, todo lo que he callado, todo lo que he soñado, todo lo sufrido, lo pensado, todo, se quedará en nada porque hoy los motivos pesan más que el amor. Compréndeme si temo enfrentar a tus cicatrices así como al lunar de tu labio superior. Tan solo soy un folio recortado en mil pedazos reconstruido a base de trocitos de celo y no quiero volver a despegarme porque esta, es la mejor forma que conozco de vivir desde que tú eres sin mí y yo, torpemente soy con tu recuerdo.
Hoy tan lejos, tan cerca, soy tan nostalgia que casi duele no recordarte y la lluvia me ha traído tu sabor para darte la bienvenida, aunque sea por algunos días. Te diré que no trataré de buscarte simplemente porque no esta escrito, no al menos por ahora. 
No lo confundas con rencor o despecho, lo cierto es que a pesar de echarle ganas, nunca he conseguido odiarte más de un promedio de cinco segundos y esa es la putada. Hubiera sido más fácil de ese modo pero es algo que el amor lleva explícito como el hecho de que vuelves para no quedarte y solo puedes preguntarme qué tal me va. No sabes cuanto puedo odiar esa pregunta, me aturdes y yo solo soy capaz de responder con una mentira sin tan si quiera pensar, fingiendo como mejor sé. 
Encontrarme contigo en una de estas calles o en nuestro propio refugio hoy es más sencillo, pero no por eso menos doloroso. No te permitiré una despedida si no tuvimos el valor de acometernos en ese entonces, creo que solo podría desearte en estas fechas una feliz navidad y por si no te escribo o no me atrevo, un feliz año nuevo, aunque en este ya no estés aquí conmigo...



sábado, 21 de diciembre de 2013

Insomnios de ti



Se hace tarde, oscurece y pasan las horas hasta poder ver las estrellas. Es cualquier día, algunas horas pasadas de la madrugada y no quiero irme a la cama.
He de confesarte que las noches ya no son mi paraíso secreto desde que tu ausencia está impresa entre sus letras, más bien es un crimen, mi propio infierno... Y es que tú nunca podrás ser consciente de cómo es una noche sin ti.
El silencio se hace grave en mis oídos y por más que miro solo veo nada, vacío, ausencia... No tienes ni idea de lo que supone eso, saber que no estás.
Las sábanas ya no son mi refugio, ni dormir, mi forma de descansar, la parte favorita de mis días. Ahora, tengo pánico  a cerrar los ojos porque te sueño y no sabes qué tanto de dolor cabe en mis sueños y en tu presencia en ellos.
Nunca había podido imaginar un dolor tan desgarrador de no haberlo sufrido en mi propio pecho cada amanecer desde tu partida, y no, no hablo de ese sufrimiento subjetivo que a veces se liga al amor. El mío era tan fuerte, que dejó con él uno físico y los dos, juntos, son bastante difíciles de asimilar. Me duele cada mañana al despertar y ser consciente de la realidad.
Irse a dormir, se ha convertido en mi sino fatal, aquel abocado a una pesadilla casi segura. Ahí, ya no puedo hacer nada más que esperar a que termine o despertar. Es entonces cuando el dolor llega de golpe, sin molestarse en avisar, algo así como una puñalada con la que pierdo el sentido y, muero, minuto a minuto, sin querer abrir los ojos a pesar de estar despierta, como si pudiera volver a soñar de ese modo. Lo cierto es que no lo hago, solo evito levantarme porque ya no me quedan fuerzas para ello, lo noto, la pesadilla a llegado a su fin, a la parte más dolorosa en la que el sueño termina y me golpeo, frágil, contra aquello que un día parecía impensable.
Supongo que debí confesártelo en algún momento cuando aún tenía la oportunidad, pero dime si acaso eso hubiera cambiado algo. Había tanta guerra entre nosotros que puedo llegar a jurar que de nada hubiera valido.
Ni si quiera una llamada, un mensaje, un rastro de ti, podrían haber reconstruido aquel santuario de noches donde nos venerábamos sin pensar en cuanto nos harían falta nuestros "buenos días" meses más tarde, o esa sensación de quedarme dormida teniendo la certeza de encontrarme al día siguiente con tu pecho y tus brazos.
Sigo escribiendo como excusa para no ir a la cama, por el pánico a perderme y que mi subconsciente sea, de nuevo,  más fuerte que yo y mi capacidad de enterrarte negándote. Últimamente lo hago tanto, que a veces incluso llego a negarme a mí. Las noches, son el único momento en el que la voluntad se rinde a ti para soñarte como un espejismo casi perceptible hasta que intento tocarte. No sabes lo jodido que es que desaparezcas justo entonces, cuando te has dejado ver por mis ojos, y descubrir por mis sentidos, aún dormidos.
Ahora quizás puedas llegar a entender mi manía de trasnochar pero ya es demasiado tarde y supongo que debería ir a la cama.
Buenas noches, te veré en mis sueños.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

A veces...

A veces... si me quedo en silencio puedo escuchar tu respiración en mi oído, puedo imaginarme que estás a mi lado en la cama y que con tan solo estirar los brazos podré alcanzarte. Sería tan sencillo que casi lo puedo soñar con los ojos cerrados. Pero, al abrirlos, mi cama está vacía y mis manos aún suplican el calor de tu piel.
A veces... intento recordar tu olor, el de la colonia que te regalé para así, sentirte un poco más cerca, como si se pudieran reducir los Kilómetros a común denominador y sacarnos a ti y a mí a factor común separados del resto de la ecuación. Sería tan fácil tenerte para mí, solo para mí... que creo que justamente eso lo hace imposible, ya que sería realmente sencillo sobrevivir siendo tú la razón de mi día a día, tus besos mi desayuno, tus caricias mi tentempié, devorándonos, a veces, para cenarnos después cada noche. Supongo que tal grado de perfección llega incluso al pecado y ahora entiendo porque todo se volvió en nuestra contra, porque parece fácil, pero resulta realmente complicado estar a tu lado, mordernos la espalda, que me la acaricies y descansar sobre tu pecho más tarde.
A veces... no encuentro mejor refugio que el que encontraba en tus brazos, ni peor sentimiento que el de saberme tuya sin que tú te sepas a mí. Esas veces, quiero seguir conjugando tu boca a la mía en un pretérito compuesto tan perfecto que hasta tú comprendas la imposibilidad de mantenernos cerca, a tan solo unos centímetros.¡Sé mi auxiliar! Porque ya sabes que siempre me ha gustado eso de tentar todas las leyes tomando un significando contigo, como cuando declarábamos la guerra al mundo y la ganábamos sin perder la vida, hasta dejar que me la robaras tú en un descuido. Devuélvemela, esta vez prometo no dejar que te la lleves contigo, prometo resistir el fuego que terminó consumiéndome en cenizas y no desgarrarme porque ya sabes eso de que no se puede romper lo que un día murió de forma irreparable.
Aún así, todavía hay veces, en las que no es suficiente soñarte, mantenerte en mi subconsciente como un beso de buenas noches en un largo día sin ti, y es entonces cuando te pienso, sin quererte, por inercia y guardo silencio para escuchar tu voz entre mis sueños.