miércoles, 16 de julio de 2014

De un verso en reconstrucciones métricas

Me he quemado los pulmones para no respirarte, para no inhalar el dolor de tu ausencia.
Nostalgia, ¿por qué apareces a estas horas? ¿Por qué me buscas si ya no hay respuestas que me lleven a ti?
Me he quedado sin opciones en un verano parecido al invierno y he dejado de aferrarme a ti mordiendo tu recuerdo. Te he buscado, me he perdido, y ya soy incapaz de no solo encontrarte a ti, si no a mí misma.
Me he quedado sin vasos en donde ahogarme, ahógate tú ahora en mí, ya sea buscando mi olvido o mi presencia, pero no me dejes sola, - no te lleves el último resquicio de vida o de muerte que me deja tu dolor-  porque sin ti dudo de incluso mi propia existencia.
Me he envenenado con el sabor de TODAS tus palabras, he gritado donde nadie podía oírme, he llorado, he sangrado y he muerto de miedo, de frío, de ti, de OTROS.
Nostalgia, ¿qué haces aquí a estas horas? Piérdete y déjame encontrarme en otras bocas hasta hallarte pues estoy cansada de esperarte.
Duéleme, si así el dolor significa existencia porque hace mucho tiempo que perdí la sensibilidad de la humedad en la piel y congelé las cicatrices por las que perdía poco a poco la fe hasta aliviar el quemazón, esta noche busco sentirte, a bien o mal, pero sentir al fin y al cabo, así que acúsame de ser la locura embriagadora que cegó tu razón, tu error perfecto...  porque al menos así seré tuya. Recuérdame como un pecado si así estoy entre tus pensamientos (como tú  has estado en los míos por todo este tiempo).
Y ahora...
¡VETE!
 Porque quiero que otro cuerpo te reemplace, quiero ser su mar para que aprenda a perderse en mí como tú nunca te dejaste y acabaste conmigo.
Si de frágiles hablamos mordiéndonos la piel y de cicatrices cortándonos la respiración, he mirado en sus ojos y he visto esa sonrisa, la mía reflejada en un ocre verdoso. Fue ahí, cuando te acusé de olvido y te llamé en pasado, pues ya no sé hablar en presente con corazones a medias. Quiero uno para mí, el mío, ya que no sé amar sin latidos y necesito sentir para volver a ser. ¡DESPÍDELE!
Así algún día, al cruzarnos podré declararte la batalla que tenemos pendiente y esta vez, prometo no huir por el miedo a la demolición, bastante supuso ya la reconstrucción de la bala en el pecho, la desaparición de la niña que jugaba por pintar sonrisas y la agonía del drama, esta vez, es otra vez, y jugaremos los dos (ya no importan las ligas diferenciadas, ni las excusas a medias), porque debes saber que yo no solo soy un OLVIDO sino un PRESENTE.

De tu verso en reconstrucción.