sábado, 18 de abril de 2015

Ni echarte de menos, ni echarte.

Hoy todos mis huesos me saben a ti.
Se articulan con tu nombre y me piden a gritos que te sueñe una vez más.
La última.
Ellos se encargaran de recordar tu tacto por debajo de la piel al levantar la herida que supura.
Ya solo me produce escalofríos el recordar tus dedos recorrerme los huesos.
Empaparé la herida de tanto alcohol como sea necesario para escueza, para que, tú sobrio y yo ebría, nos quedemos en nada.
Fue un jodido hijo de puta- alega mi razón
Y mis sentidos le responden- un hijo de puta al que echas de menos querer.
Ellos que cooperan en mi primera tortura, ni siquiera me dan la palabra si se trata de tu nombre.
Y siempre se trata de tu nombre.
Hoy todos los atentados en mi contra empiezan por tu boca y terminan en mi estómago y, sin darme cuenta ya estoy en la lista de contactos.
(Se abre).
Voy descendiendo por el abecedario.
(Supura).
Y ya voy por la M.
(Escuece).
(Y me detengo presa del pánico de que sangre).
Llego a tu nombre.
Y.
Nada.
Solo estás tú con ese traje precioso que te convierte en el caballero que nunca has sido. Aunque he de reconocer que estas realmente guapo con ese traje.
Entonces
                                                                                                                       vuelve a doler.

No hay comentarios:

Publicar un comentario