jueves, 26 de diciembre de 2013

Feliz Navidad...

Por todas esas personas que como bien dice la canción, "vuelven a casa por Navidad", pero sobretodo por aquellas que las esperan y no pueden hacer nada frente a su inminente despedida después de estas fechas. Feliz Navidad!


Podría contarte las mil razones que tuve para huir sin dejar de mirar atrás, mirarnos a nosotros como lo que un día llegamos a ser,  pero una explicación para ese por qué está de más en esta historia y no, no gastaré tiempo en excusas que nada cambian, que de nada valen.
Hoy podría mirarte frente a frente, perderme entre tus numerosas pestañas y dejar de respirar, en ese momento, mi corazón lejos de pararse, golpearía tan fuerte mi pecho que casi podría dejar marca y las palabras se ocultarían en la garganta sin querer ver la luz, porque es demasiado suicida tentar tu mirada, al igual que detenerse ante tus labios como si pudiera llegar a no desearlos. Siempre ganas esa batalla por muy armada que vaya... En ese momento, justo entonces, todo lo que he callado, todo lo que he soñado, todo lo sufrido, lo pensado, todo, se quedará en nada porque hoy los motivos pesan más que el amor. Compréndeme si temo enfrentar a tus cicatrices así como al lunar de tu labio superior. Tan solo soy un folio recortado en mil pedazos reconstruido a base de trocitos de celo y no quiero volver a despegarme porque esta, es la mejor forma que conozco de vivir desde que tú eres sin mí y yo, torpemente soy con tu recuerdo.
Hoy tan lejos, tan cerca, soy tan nostalgia que casi duele no recordarte y la lluvia me ha traído tu sabor para darte la bienvenida, aunque sea por algunos días. Te diré que no trataré de buscarte simplemente porque no esta escrito, no al menos por ahora. 
No lo confundas con rencor o despecho, lo cierto es que a pesar de echarle ganas, nunca he conseguido odiarte más de un promedio de cinco segundos y esa es la putada. Hubiera sido más fácil de ese modo pero es algo que el amor lleva explícito como el hecho de que vuelves para no quedarte y solo puedes preguntarme qué tal me va. No sabes cuanto puedo odiar esa pregunta, me aturdes y yo solo soy capaz de responder con una mentira sin tan si quiera pensar, fingiendo como mejor sé. 
Encontrarme contigo en una de estas calles o en nuestro propio refugio hoy es más sencillo, pero no por eso menos doloroso. No te permitiré una despedida si no tuvimos el valor de acometernos en ese entonces, creo que solo podría desearte en estas fechas una feliz navidad y por si no te escribo o no me atrevo, un feliz año nuevo, aunque en este ya no estés aquí conmigo...



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