viernes, 28 de noviembre de 2014

Noviembres mojados

Se oye el corte de la vena aorta, una ventana rota en mil pedazos y las gotas de lluvia entre tanto y tanto ¿quién fue el asesino en este escenario?
 Ya no me gusta quedarme en la cama cuando llueve, prefiero mojarme, oír el golpe de la ventana rota y sentir la puñalada en la vena aorta de todo lo que continúa desangrándome. He llegado a tanto de ti que ya no conozco horizontes, no tengo nombres para tal abstracto y las paradas se vuelven carreras que hubiera deseado tener en las medias si tus uñas hubiesen arañado mis piernas. Sería mejor cederte una noche, a mil lluvias en la cama, a ver si así me ahogas entre sábanas y rosas despintadas y terminamos con los condicionales pasados.
Te temo como a un suspiro y me recorres el pecho como aquel pensamiento que no trato de apartar, que si te tengo sea en algunas de tus formas porque hoy, sí, esta noche de tormenta, prefiero sentenciar a muerte la batalla en el campo de tu cama al continuo silencio de los días en relojes sordos que esperan tu voz. Que si me duelo, no sea de vísceras sino de tu cuerpo, y si me pierdo, sea tras huir cinco minutos antes de que abras los ojos para no preguntarte cómo era mi nombre. Esta noche no solo llueve fuera, yo misma estoy impregnada de la cal y arena que dejamos en aquella playa sin nombre que rompe el tuyo entre las rocas.
Y ahora sin más, te callas, me cierras los ojos pero oigo el corte de la vena aorta, la ventana en mil pedazos y las gotas de lluvia entre tanto y tanto... tú eres quien ha desaparecido dejando el eco de presencia que resuena en las paredes.
¿Quién fue el asesino en este escenario?