domingo, 7 de diciembre de 2014

Me enamoré de ti

Acabo de romper tu fotografía  y mentiría si dijera que todo lo que un día sentí por ti no se ha roto en el instante justo en el que crujió el papel. He guardado los trozos de la yo que se ha ido contigo en el último cajón de la habitación mas olvidada de la casa. Esa en la que no hay calefacción. Y, créeme, no voy a rescatarte, ni a ti ni a ella.
Hoy ha muerto quien cree para quererte y al final de todo esto (de tanta nada) me encuentro en el mismo punto, en el inicio en blanco de tantas servilletas que claman tinta (la tuya me intoxicó demasiado).
Aún te recuerdo.
Pero ya lo hago como una imagen difusa de un sueño que realmente nunca llegué a vivir. Quizás debí haber enseñado a mi corazón a no enamorarse de ti tan rápido, pero cómo puedo culparlo si mis sentidos también lo hicieron nada más ver tus ojos, oír tu acento, retar tu piel... mis dedos quisieron trazar el camino que llevase de tus pecas a tu boca y una vez allí, mis labios sentir los tuyos sin ritmo alguno (que es mejor perderse en improvisaciones que navegar con dirección pactada) y mis ojos, mis ojos pecarían si intentasen cerrarse ante los tuyos para besarte.
Me enamoré de ti, y hubiese estado dispuesta a salvarnos si tan solo hubieses aceptado mi mano en vez de permanecer callado; pero, tampoco puedo culparte si fui yo quien te pidió ese silencio.
Me enamoré de ti, y te pensé hasta que las farolas dejaron de iluminarme al recorrer sus calles.
Me enamoré de ti, y fue jodidamente estúpido por mi parte aún conociendo, aún conociéndote, aún conociéndome.
Me enamoré de ti y será la última vez que te lo diga y será la última vez que me lo repita a mí misma y la última que lo grite al mundo porque ya no siento,  porque hoy estoy vacía y qué más da que te repita si nunca vas a poder entender
cómo me enamoré de ti.