sábado, 25 de julio de 2015

Desajuste emocional

Algunos lo llaman locura.
Otros, amor.
Yo en cambio, lo llamo de las mil formas posibles que existen para ni siquiera nombrarlo.
Para que mi lengua no acompañe al sonido de mis cuerdas vocales al pronunciar tu nombre.
Inexistencia, nada, vacío, carencia...
Hablo de ti con una maleta en un aeropuerto.
De ti en mi cama.
De ti cuando dejaste de ser él y empezaste a ser tú mismo.
Hablo de mi en las explicaciones que nunca di.
Y en aquellas que di de más.
De mi contigo. Pero sobretodo de ti sin mi y de mi sin ti.
Algunos lo llaman locura.
Otros, amor.
Yo en cambio, ni si quiera quiero llamarle por si acaso aparece. Y vuelve.
Sé que contigo nunca podré hablar de poesía.
Pero que hacerte el amor es como hacer poesía anatómicamente hablando bajo unas sábanas que nunca conocieron a Bécquer.
Tú no me prometes el mundo entero, pero sí darme la mano por las calles.
Y a mi la realidad me asusta.
Y me asustas cuando pienso que eres real y no una de mis inspiraciones.
Quizás por eso quiera huir. Quiera huir de quererte y de no hacerlo.
Pero freno ante la posibilidad de perder la claridad de todo lo que nunca supe, que aunque siga sin saber, sé que es contigo.
Contigo. De mi contigo.
Hablo de nosotros y del precipicio que suponen esas letras encadenadas a un significado conjunto.
Algunos lo llaman locura.
Otros, amor.
Yo en cambio, prefiero darte la mano por las calles.


No hay comentarios:

Publicar un comentario