miércoles, 3 de septiembre de 2014

A pluma o sin ellas.

Ni penas, ni dramas, no quiero que derramen ni una sola lágrima en el funeral por mis causas perdidas, por ni un sí ni un no, que yo prefiero la indecisión a los corazones hirientes que resbalan y cortan por cada filo a media asta de sonrisa, ahí, en lo alto, se siente el viento pero, también los vértigos... y volé, volé alto para poder verte, esta vez, sin cálculos precisos ni miedo a caer, pero caía. Cada noche, cada tarde, cada mañana y cada día, caía. Inevitable el choque, el golpe final...
Intenté huir.
Pude huir, pero no quise.
Renunciar a estar a ras del cielo cuando solo había conocido desiertos era demasiado complicado, y ahora, sin alas...ya no sé como hacerlo.
Dicen que a los ángeles no les hace falta cobertura, pero a ti tampoco si se trata de mí, cariño, y reconoce que fue un juego lo suficientemente destructivo como para demoler corazas, romper barreras y olvidar heridas, que ya es lo único que clama mi alma.
Hiéreme, pero rápido.
Mátame, pero dulce.
Róbame, si es lo que necesitas.
Engáñame...pero termina con esto o empiézalo, que ya no controlo el vértigo con las montañas rusas, que yo ya no puedo frenar los miedos que me haces sentir... el no pero sí, el sí pero no... yo ya no sé de tardes, de mañanas ni de noches... de ti, de Kilómetros y distancias. Yo ya no sé y, quizás, es que no quiera saber de verdad.
Podríamos incendiar todo lo que siento si mañana con ello, solo hubiera vacío, porque a morir ya estoy acostumbrada, pero tú, renaces, rehaces y ... me matas.
Dame cinco minutos para ser sinceros, olvidando los personajes de los que actuamos en este drama, quítate la puta máscara joder, que necesito saber a quién escribo y, dime qué es lo que estamos interpretando. Yo te prometo que luego me dejo, pero no te olvides de arrancarme la alas, cariño, que arrancar las alas a un ángel caído también corre a cuenta del drama.


No hay comentarios:

Publicar un comentario